domingo, 16 de noviembre de 2014

BAR CASA JULIAN TABERNA DE SEVILLA

   HISTORIAS DE UN BAR DEL BARRIO POLO, ENTRE LA AVENIDA DE PINO MONTANO Y LA AVENIDA DE SANJUAN DE LA SALLE, UNA CALLESITA, FAURA N. 4,   BAR CASA JULIAN TABERNA DE SEVILLA. UNA CERVESITAA MUY FRIAAAA Y RICAS TAPITAS !!!.



MUELLE DE LA SAL O MUELLE DEL BARRANCO DE SEVILLA.

MUELLE DE LA SAL O MUELLE DEL BARRANCO DE SEVILLA. Comprende el espacio existente entre el Puente de Triana y la Torre del Oro, el nombre es debido a que se utilizaba para la descarga de la sal que llegaba desde las salinas gaditanas.

Esta sal, destinada al principio para su distribución en Sevilla, derivó posteriormente al abastecimiento de los barcos pesqueros que acudían a Sevilla para descargar y vender la pesca en la Lonja del Barranco.

MUELLE DE LAS DELICIAS DE SEVILLA

 MUELLE DE LAS DELICIAS DE SEVILLA. Comprende el espacio existente entre el Puente de los Remedios y el Puente de Las Delicias, Hasta mediados del siglo XX se utilizó sobre todo para transporte de mercancías aunque desde los años 80 del siglo XX se destinó para los cruceros. Es un muelle gestionado por el Puerto de Sevilla, en la actualidad es usado para que atraquen cruceros de gran calado Y EL YA EXISTENTE ACUARIO DE SEVILLA.


MUELLE O PUERTO DE NUEVA YORK DE SEVILLA

MUELLE O PUERTO DE NUEVA YORK DE SEVILLA. Comprende el espacio existente entre el puente de San Telmo y el puente de Los Remedios; discurriendo contiguo al paseo de las Delicias a lo largo de más de 700 metros.

Cuando el Duque de Montpensier habitaba en el Palacio de San Telmo, existía un túnel que unía el Palacio con un embarcadero en esta área del muelle de Nueva York, el Duque podría embarcar hacia Sanlúcar de Barrameda (donde también contaba con un palacio) y alejarse del lugar especialmente con rapidez, para evitar un daño o un peligro.

Este muelle se construye en el año 1905, y se le denomina «muelle de Nueva York» porque desde él salían las líneas que partían hacia Estados Unidos.



domingo, 2 de noviembre de 2014

Lotería de Navidad: El «gordo» más «feo» de Sevilla que repartió «El Triste»

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El azar tiene el poder de volver «atractivos» los números aparentemente «feos» o «raros» de la Lotería de Navidad. Desde el mes de julio, cuando los primeros décimos del Sorteo de Navidad de la Lotería Nacional llegan a las administraciones, los fieles jugadores los eligen por que les evoque a una fecha concreta que para ellos es o fue especial; algunos continúan con el que por tradición ha jugado la familia y otros, simplemente, se deciden por el número que relacionan con la suerte: el 15, el 7, el 23… Suelen ser los llamados números «bonitos». Sin más ciencia.
El comprador habitual de Lotería de Navidad, cuando llega a una administración, un bar o una tienda que disponga de décimos, o acude a la lotera de toda la vida afincada en una de esas esquinas transitadísimas de la ciudad, en la mayoría de los casos, si le ofrecen, por ejemplo, el 00675, lo rechazará. Pocos serán los que den sus «cuartos» por este «feo» número. Esto mismo ocurrió en 1962. Y es que, quién iba a pensar que el 00675 sería el agraciado ese año con el «gordo» en Sevilla. Casi nadie, seguro. Y si no, que se lo hubieran dicho a José Egea Rubio, conocido por aquellos entonces en Sevilla como «El Triste» . Le costó la misma vida vender el «raro» del «gordo».
José, natural de Serón (Almería), se trasladó a la capital hispalense en 1922 cuando sólo tenía 24 años para trabajar como peón. Veinte años más tarde, después de dispensar frutas y verduras por los cortijos y ventas de Sevilla, comenzó a vender Lotería. El 15 de diciembre de 1962 la fortuna quiso que José retirara de la Administración número 8 de la calle Santa Ana, cerca de la Alameda de Hércules, el 00675, tal y como aseguraron para las crónicas de la fecha los hermanos Adela y José Sánchez Parejo, regentes del negocio. El 22 de diciembre de ese año el «transistor» era el encargado de anunciar la buena nueva: «Treinta millones de pesetas se van para Sevilla».
Localizado el vendedor, en su modesta casa de Torreblanca, «El Triste» hacía gala de su seriedad… «Estoy algo cansado. Vengo de recorrer los lugares donde vendí los décimos premiados. Abrazos, apretones de manos, copas de vino. ¡Uf, horrible!». Pero su cansancio ya venía de antes… José sufrió para poder vender el «numerito». «Nadie quería el número. Por ello, hube de entrar en parte para venderlos. Yo decía: “Compre usted el décimo y me quedo con cien pesetas”. Aceptaban. A otros les rebajaba la cantidad, y así pude despedirme de ellos la noche antes del sorteo», afirmaba José.
Y ¿de dónde viene eso de «El Triste»? Cuando vendía frutas, una mujer de Valdezorras acumuló una deuda bastante graciosa con José. Ella seguía comprando y José seguía fiando. Viendo que la señora no pagaba, cada vez se presentaba ante ella con un semblante más serio, hasta que un buen día la señora le dijo: «No se ponga triste, hombre; hay que ver lo triste que está usted». Y desde entonces se le conoció con ese apodo.
Pero «El Triste» repartió alegría. Concretamente por las zonas que, por aquel entonces, se conocían por periféricas: San Jerónimo, Pino Montano o Torreblanca. Una carbonera de la avenida de Miraflores, las vecinas de una casa de la calle Quiroga, trabajadores de un bar del barrio de Los Carteros, todos ellos vitoreaban: «¡Viva El Triste!», que con sus décimos y participaciones había conseguido que muchos huecos se taparan, muchas deudas quedaran saldadas y muchos niños recibieran juguetes ese año de parte de los Reyes Magos. El «numerito» también llegó a La Rinconada, a Gines y a Portugal. El empeño de «El Triste» por vender todos sus boletos hizo que la Navidad de 1962 fuese algo más llevadera para muchas familias humildes de la ciudad.

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