sábado, 19 de junio de 2010

LA MURALLA DE LA MACARENA SEVILLA


Imperio Romano

En tiempos de Julio César, aproximadamente entre los años 68 y 65 a. C., cuando era cuestor de la ciudad, se construyeron unas murallas y sus torreones ciclopeos. Los restos materiales sólo son reconocibles en el material reutilizado en época califal en la nueva muralla del Alcázar. La muralla romana desaparecida reemplazó la antigua empalizada hecha con troncos y barro existente desde la época cartaginesa. Durante el imperio de Augusto fueron ampliadas y perfeccionadas debido al crecimiento de la ciudad.



Época árabe

Los pueblos islámicos extendieron la defensa de la ciudad ensanchándola, y fortalecieron ese ensanche amurallándolo bajo el dominio del sultán Alí Ibn Yusuf, quien amplió el espacio protegido por la cerca en casi dos veces su antigua superficie. Los almorávides, que eran conscientes del avance conseguido sobre los reinos cristianos del norte de España se dedicaron a reforzar sus defensas, construyendo y fortaleciendo el recinto definitivo de las murallas.

Tras el ataque vikingo del año 844, el emir Abderramán II manda reconstruir las murallas destruidas.

En pleno dominio islámico, el califa Abderramán III mandó destruir las murallas y puertas romanas en el año 913, pensando que se evitarían conatos de secesión contra Córdoba, convertida por él mismo en capital de Al-Ándalus.

El primer rey de la taifa de Sevilla, Abú al-Qasim ordena levantar de nuevo las murallas en el año 1023 para protegerse de las tropas cristianas.

La defensa amurallada tenía una dimensión de siete kilómetros con 166 torreones, 13 puertas y 6 postigos.




Las murallas tras la conquista cristiana

La última ampliación que se realizó por los árabes en el siglo XII, permaneció hasta la segunda mitad del siglo XIX. Al disminuir el riesgo militar, la función de la muralla se centraba en la protección de la ciudad frente a las frecuentes crecidas del río, también cumplia una función aduanera, para el cobro de tributos a la entrada de mercancías.











Siglo XIX

Las murallas estaban prácticamente íntegras llegado el siglo XIX, a raíz de la revolución de 1868, se decidió derribar gran parte de las mismas, quedando solamente los tramos desde la Macarena (donde se contabilizan siete torreones cuadrados y uno octogonal) hasta la puerta de Córdoba, algún tramo en los jardines del Valle y el sector del Alcázar.

En estas épocas Sevilla fue una ciudad cerrada, tal vez la mejor amurallada de Europa. El trazado realizado está concebido para favorecer la técnica defensiva del flanqueo, la técnica de construcción era a base de tapial de argamasa, cal, arena y guijarros, sólo se empleó el ladrillo en las bóvedas y las fajas ornamentales de las torres.

El acceso a la ciudad se realizaba principalmente por lo que se conocía por los postigos y las puertas, que tenían su acceso acodado, según se observa en la de Córdoba, y basándose en documentos, carecían de decoración a diferencia de las que se ven en el Magreb. Se distinguían en reales, o públicas, y privadas. Terminando el siglo XV, durante el imperio de Carlos I, las públicas o reales son modificadas haciéndolas coincidir en primer lugar con las principales calles, y después ensanchándolas para facilitar el tránsito de carruajes que ya era muy común en la época. Esta forma de edificar en unión a las construcciones extramurales, dan el patrón a seguir en los años posteriores para el crecimiento de la ciudad.






Relación de las puertas de acceso de la muralla


Entre puertas y postigos contaba la ciudad con diecinueve accesos:

  • Puerta Macarena, de origen almorávide, muy reformada en el siglo XVIII,situada frente a la Basílica de La Macarena. Por ella hizo su entrada el emperador Carlos I.
  • Puerta de Córdoba, de origen almorávide, reformada, está frente a la iglesia de los Capuchinos. Es una de las que conserva más claramente la disposición originaria y su carácter cerrado y militar, junto con el postigo del Alcázar y la torre-puerta ambos en la callejón de la Judería.

  • Puerta del Sol, de origen almorávide, reformada, localizada al final de la calle Sol, frente a la Trinidad. Su nombre proviene del sol que tenía grabado en piedra sobre el dintel.

  • Puerta Osario, en la plaza del mismo nombre.

  • Puerta de Carmona, de origen almorávide, reformada totalmente en el siglo XVI, situada en la esquina de San Esteban con Menéndez y Pelayo. Unido a esta puerta se encontraba el acueducto conocido como Caños de Carmona. Derribada en 1868.
  • Postigo del Jabón, estaba en la mediación de la calle Tintes (sin documentar, carente de interés).

  • Puerta de la Carne, de origen almorávide, reformada totalmente en el siglo XVI, en la calle Menéndez y Pelayo a la altura de la calle Santa María la Blanca.

  • Postigo del Alcázar, postigo almohade, también llamado con otros nombres según las épocas como: de la Torre del Agua, del callejón de la Judería, ó de la Huerta del Retiro. Se encuentra en la actual calle Judería, y fue un postigo nuevo realizado en la ampliación almohade de la muralla exterior de esta zona de la ciudad. Postigo éste, sustituto de la torre-puerta califal de la misma calle. Estos dos son los postigos más antiguos de la ciudad de Sevilla, y los más ignorados por los estudiosos, junto con los restos de la puerta de Córdoba insertos en la iglesia de San Hermenegildo.

  • Puerta de San Fernando, es la más moderna, construida por primera vez en el siglo XVIII, se encontraba en la calle del mismo nombre, a la altura de la Fábrica de Tabacos.

  • Puerta de Jerez, de origen califal, reformada, situada en el extremo oeste de la calle San Gragorio, en dirección al río. En esta puerta había sobre el arco de entrada unos versos latinos que traducidos resumían brevemente el principio de la historia de Sevilla diciendo:
"Hércules me edificó
Julio César me cercó
de muros y torres altas
y el rey santo me ganó
con Garci Pérez de Vargas".
  • Postigo del Carbón, el original islámico estaba al comienzo de la calle Santander, en el siglo XVI se trasladó, construyéndolo de nuevo al final de la la misma calle Santander, antes llamada del Carbón.

  • Postigo del Aceite, de origen almorávide, muy reformado, está cerca del edificio de Correos; Benvenuto Tortello realizó las reformas en 1572. Era conocido así por ser el lugar por donde entraba el aceite. En el siglo XVIII se abrió en su costado derecho una pequeña capilla donde hay un retablo barroco con la imagen de la Pura y Limpia Concepción del barrio del Arenal, obra de Pedro Roldán.

  • Puerta del Arenal, de origen almorávide, reconstruido en el siglo XVI, y de nuevo en el siglo XVIII, situada en la esquina de la calle Castelar con la calle García de Vinuesa.

  • Puerta de Triana, de origen es almorávide, estaba en la actual calle Zaragoza, en la confluencia con la calle Moratín. En 1585 se construyó de nuevo, algo más al norte, en estilo renacentista, en la confluencia de la calle Zaragoza con la actual calle San Pablo. Fue derribada en 1868 pero el emplazamiento de la puerta renacentista todavía se puede localizar en el pavimento por un tono de color distinto del acerado.

  • Puerta Real, de origen almorávide, reconstruida en el siglo XVI, en la esquina de la calle Goles con la calle Alfonso XII.

  • Puerta de San Juan, de origen almorávide, situada en la calle Guadalquivir, entre la calle San Vicente y Torneo.

  • Puerta de la Almenilla o de la Barqueta, de origen almorávide, constantemente reformada, se hallaba en la calle Calatrava, en la plazoleta del Blanquillo.

  • Postigo de la Feria o de la Basura, estaba al final de la calle Feria, esquina con la calle Bécquer (sin interés monumental).

Gran parte de la muralla fue destruida en el siglo XIX debido a la expansión de la ciudad. En la actualidad sólo se pueden visitar las más antiguos puertas de la ciudad que son: el Postigo del Alcázar en la calle Judería y la puerta de Córdoba, la puerta de la Macarena, y el postigo del Aceite.





















2 comentarios:

  1. MI SEÑOR GRANDES MURALLAS QUE HAN VISTO PASAR LA HISTORIA DE GRANDES LEYENDAS...QUE SOÑARON CON MORIR EN ESTAS TIERRAS LLENAS DE GRANDES CAMPIÑAS Y NATURALEZA YA DESAPARECIDA...UN BESITO MUY GRANDE Y CUIDESE MI LORD DE LOS ABISMOS,SU DAMA.

    LA MURALLA DE NICOLÁS GILLÉN.

    Para hacer esta muralla,
    tráiganme todas las manos:
    Los negros, su manos negras,
    los blancos, sus blancas manos.
    Ay,
    una muralla que vaya
    desde la playa hasta el monte,
    desde el monte hasta la playa, bien,
    allá sobre el horizonte.

    —¡Tun, tun!
    —¿Quién es?
    —Una rosa y un clavel...
    —¡Abre la muralla!
    —¡Tun, tun!
    —¿Quién es?
    —El sable del coronel...
    —¡Cierra la muralla!
    —¡Tun, tun!
    —¿Quién es?
    —La paloma y el laurel...
    —¡Abre la muralla!
    —¡Tun, tun!
    —¿Quién es?
    —El alacrán y el ciempiés...
    —¡Cierra la muralla!

    Al corazón del amigo,
    abre la muralla;
    al veneno y al puñal,
    cierra la muralla;
    al mirto y la yerbabuena,
    abre la muralla;
    al diente de la serpiente,
    cierra la muralla;
    al ruiseñor en la flor,
    abre la muralla...

    Alcemos una muralla
    juntando todas las manos;
    los negros, sus manos negras,
    los blancos, sus blancas manos.
    Una muralla que vaya
    desde la playa hasta el monte,
    desde el monte hasta la playa, bien,
    allá sobre el horizonte...

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  2. PRECIOSA LETRA, DESDE NIÑO LA CANTABA Y ME GUSTABA, MUCHAS GRACIAS MI SEÑORA, ES TODO UN HONOR Y UN PLACER VERLA POR ESTOS CAMINOS, YA SABEIS, COMO SI ESTUBIERAS EN TU CASA.GRACIAS MILEYDI.UN SALUDO.AÑOÑO.

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